De acuerdo con el informe dado a conocer hoy por el Observatorio de la Deuda Social Argentina (ODSA) de la Universidad Católica Argentina (UCA), la pobreza y la indigencia afecta a más de 20 millones de argentinos. La pobreza multidimensional urbana ascendió en el tercer trimestre de 2023 al 44,7% del total de la población y al 62,9% de los niños y adolescentes.

El relevamiento de OSDA, año tras año desde 2004, viene reflejando las variaciones en los indicadores socioeconómicos de la población. Este trabajo va en paralelo al que realiza, de manera oficial, el INDEC. Por eso, sirve como complemento para el análisis de la radiografía que muestra cuál es la situación de la clase media y baja en el país.

El director del Observatorio, Agustín Salvia, indicó: «Estamos en presencia de una crisis que marca un fin de ciclo, gobierne quien gobierne». Dicho ciclo inició en los ’90 donde «se apostó más al equilibrio social fomentando el consumo que al crecimiento económico priorizando la inversión».

La síntesis de ese proceso fue «un comienzo que fue próspero. Pero luego le siguió un período de estancamiento y finalmente entró en franca decadencia», señaló y aseguró que «si esto sigue así, aumentarán los pobres a costa de una reducción de las clases medias».

¿Qué indica el nuevo informe?

En concreto, para la UCA, la pobreza en el tercer trimestre del año llegó al 44,7%, lo cual representó una suba de 1,6 puntos en relación con la misma medición al cierre de 2022. En tanto, la indigencia se ubicó en 9,6%, que significó una suba de 1,5 puntos comparado con los meses finales del año anterior.

La ayuda social, especialmente la que ofrece el Estado a través de programas y planes, se ha constituido como el gran elemento de contención de la pobreza y la indigencia en el país. Para el caso de la indigencia, cuya tasa promedio para el tercer trimestre de 2023 fue del 9,6%, la cifra subiría a 11,3% sin bonos extraordinarios; iría a 17,1% sin la Asignación Universal por Hijo (AUH) y otros programas; y sería del 20,1% sin la AUH, otros programas y las pensiones no contributivas.

Por otra parte, el empleo pleno, aquel que le genera a la persona una remuneración fija y en blanco con todos los beneficios, se mantuvo en el 40,4%. Mientras que el empleo precario fue del 26,5%. Asimismo, el subempleo inestable (las changas) tuvo un leve ascenso y alcanzó el 24,3%, sumado al 8,8% del desempleo.

¿Qué cifras se esperan para el 2024?

En este contexto y frente a un cambio de gobierno que anticipa que se realizará una serie de recortes en el gasto público para avanzar el equilibrio fiscal y que continuará la alta inflación por los próximos meses, una de las mayores inquietudes por estos días es qué puede pasar con las cifras de pobreza e indigencia de aquí en adelante. El panorama para lo que viene, a priori, no es alentador.

La UCA prevé que habrá un aumento de la pobreza por un descenso en el poder de compra de los ingresos de las clases medias bajas y la mayor dependencia de los sectores vulnerables de la asistencia pública. Para Salvia, «los más afectados serán aquellos que forman parte del 30/40% de la población socioeconómica más vulnerable, a los que habrá que prestarle atención», aclaró.