La brecha entre diferentes estratos sociales se amplía, con una diferencia de más de veinte puntos en las posibilidades de ahorrar entre el estrato más alto y la población de menores ingresos. Según el informe del Observatorio de la Deuda Social, el mayor esfuerzo productivo y la ampliación de la cobertura de políticas públicas, han logrado atenuar la tendencia creciente de la pobreza, pero la capacidad de ahorro sigue disminuyendo.

Según datos recientes, en 2023 solo el 10% de los hogares argentinos pudo ahorrar. Lo que marca una tendencia a la baja que persiste desde hace doce años. El informe del Observatorio señala que, durante las crisis económicas, no solo los hogares vulnerables intensifican sus niveles de privación. Sino que también sectores de clase media baja experimentan descensos en sus capacidades de consumo.

El informe también anticipa que en enero de 2024, la pobreza afectó al 57,4% de la población y la indigencia al 15%. Lo que agrava una situación ya alarmante, que lleva décadas ocurriendo.

Desglose por estrato social y factores influyentes

El estudio destaca que el estrato socioeconómico es el factor más correlacionado con la capacidad de ahorro de los hogares. En 2023, solo el 2,3% de los hogares de nivel socioeconómico más bajo pudo ahorrar, mientras que el 28,4% de los hogares de nivel medio-alto lo logró.

Analizando los últimos veinte años, se observa que la brecha persiste, siendo más evidente en momentos de crisis económicas. Las familias con educación secundaria completa tienen una capacidad de ahorro significativamente mayor (17%) en comparación con aquellas sin dichos estudios (3,6%).

La realidad también varía según la presencia de menores en el hogar, afectando la capacidad de ahorro. Los hogares sin niños presentan una capacidad de ahorro del 15,5%, mientras que aquellos con niños alcanzan el 6,7% en 2023.

Endeudamiento como alternativa

Frente a la creciente pobreza, las familias recurren al endeudamiento como estrategia. Alarmantemente, el 54% de los hogares en Argentina busca financiamiento, destinando el 70% de esa deuda a la compra de alimentos y medicamentos.

El informe también revela que el endeudamiento afecta especialmente a hogares sostenidos por mujeres, donde el 60% destina más de la mitad o casi todos sus ingresos al pago de deudas.

Las desigualdades laborales y socioeconómicas se manifiestan también en el acceso diferencial a servicios financieros, siendo las mujeres las más afectadas. La brecha en el acceso a servicios financieros entre hombres y mujeres es del 19,4%, y las mujeres representan menos de la mitad del crédito total otorgado, con montos promedio significativamente inferiores a los varones.