Un equipo de investigadores liderado por Chris Ponting de la Universidad de Edimburgo ha logrado un avance significativo en la comprensión del síndrome de fatiga crónica (CFS), también conocido como encefalomielitis miálgica (ME). Han identificado 116 biomarcadores que aparecen con frecuencia en personas que padecen esta enfermedad. Estos biomarcadores incluyen diferentes tipos de células sanguíneas, moléculas de grasa y proteínas, y podrían ser la base para desarrollar una prueba de diagnóstico basada en análisis de sangre, facilitando una identificación más rápida y precisa de la afección.

El descubrimiento se llevó a cabo mediante el análisis de muestras de sangre de más de 132.000 personas en el marco del estudio UK Biobank, entre las cuales 1.455 habían sido diagnosticadas con CFS. Hasta ahora, no existía una prueba específica para diagnosticar esta enfermedad. Lo que llevaba a que muchos casos se pasaran por alto o se identificaran incorrectamente tras varios años. La posibilidad de un diagnóstico más rápido mejoraría la calidad de vida de los pacientes. Y también representaría un avance crucial en el tratamiento y manejo de la enfermedad.

El CFS se caracteriza por una fatiga extrema que no se alivia con el descanso y que empeora después de actividades físicas o mentales. Los pacientes también suelen experimentar problemas de sueño, como dificultad para dormir o sueño no reparador. Además, de una sensación de confusión mental conocida como «niebla cerebral». Otros síntomas incluyen dolores musculares y articulares, dolores de cabeza y, en algunos casos, sensibilidad a la luz y al sonido. La causa exacta de esta enfermedad sigue siendo desconocida, lo que complica su diagnóstico y tratamiento.

Limitaciones del diagnóstico actual

Hasta el momento, el diagnóstico del CFS era un proceso de eliminación, donde los médicos debían descartar otras condiciones médicas con síntomas similares. Como por ejemplo, anemia, hipotiroidismo o problemas hepáticos y renales. Según Chris Ponting, «es una enfermedad complicada y no existe una prueba para diagnosticarla». Esta falta de un examen estándar dejaba a muchos pacientes sin un diagnóstico adecuado, afectando gravemente su calidad de vida. Los 116 biomarcadores identificados podrían cambiar este panorama, permitiendo identificar a los pacientes de manera más rápida y precisa.

Hacia una prueba de diagnóstico asequible

Aunque los biomarcadores representan un avance importante, algunos son difíciles de medir y costosos para los laboratorios convencionales. Por ello, el equipo de investigación, que incluye a Ava Khamseh de la Universidad de Edimburgo, está trabajando en definir un subconjunto de biomarcadores que pueda ser medido de manera económica en clínicas y hospitales. La meta es desarrollar una prueba accesible que permita diagnosticar el CFS de forma más eficiente, beneficiando a un mayor número de pacientes.

Este estudio es el más grande realizado hasta la fecha sobre el CFS y ofrece una base sólida para futuros avances en el diagnóstico y tratamiento de la enfermedad. Sin embargo, los investigadores señalan que es necesario realizar más estudios para determinar si estos biomarcadores son aplicables a otras poblaciones fuera del Reino Unido. Un diagnóstico más temprano y preciso podría mejorar significativamente la salud de las personas afectadas. Permitiendo intervenciones más efectivas y un mejor manejo de los síntomas.