En la política argentina, una mesa virtual y amplia se ha convertido en el punto de encuentro de un grupo diverso de dirigentes que buscan redefinir el escenario opositor de cara al futuro. Este espacio, que se nutre de conversaciones telefónicas y reuniones en Buenos Aires y otras provincias, reúne a políticos que han quedado fuera de las alianzas tradicionales y que no se alinean con el kirchnerismo. Pero que tampoco descartan la posibilidad de votar en conjunto cuando sea necesario.

Entre los que se sientan a esta mesa figuran el gobernador de Córdoba, Martín Llaryora; el exgobernador Juan Schiaretti; los diputados nacionales Miguel Pichetto, Florencio Randazzo, Nicolás Massot y Emilio Monzó; el senador nacional y presidente de la UCR, Martín Lousteau; el senador radical Maximiliano Abad; el extitular de ANSES Diego Bossio; la titular del GEN, Margarita Stolbizer; y el exjefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta. Todos ellos están en contacto constante, buscando sumar nuevas sillas a la mesa.

El grupo también mantiene vínculos con sectores moderados del PRO y el socialismo santafesino. También han tendido puentes para acercar a figuras como Facundo Manes y Elisa Carrió. Los gobernadores Rogelio Frigerio (Entre Ríos) y Maximiliano Pullaro (Santa Fe) también son parte de este esfuerzo. Aunque se mantienen, en términos institucionales, dentro de los bloques de la UCR y el PRO.

El objetivo es formar una nueva coalición de centro, similar a lo que fue Juntos por el Cambio en 2015. Es decir, que pueda aglutinar fuerzas políticas con un fuerte anclaje en el centro del país. Como una alternativa tanto a los libertarios como a los kirchneristas. Sin embargo, existen dos enfoques sobre cómo y cuándo avanzar en este proyecto.

Por un lado, Llaryora impulsa la idea de inscribir el espacio «Hacemos por la Argentina» en varias provincias para estar preparados para las elecciones de 2025. Schiaretti trabaja en la logística de esta propuesta. En contraste, Rodríguez Larreta prefiere esperar hasta después de las elecciones de medio término del próximo año para comenzar a construir políticamente. Argumentando, a su vez, que iniciar demasiado pronto podría desgastar el proyecto.

Dentro de este grupo, también se debaten dos enfoques sobre la estrategia discursiva. Algunos creen que el énfasis debe ponerse en un mensaje moderado, que promueva un Estado presente, pero mejor gestionado. Otros piensan que es crucial no repetir los errores del pasado y evitar un discurso centrado únicamente en el anti-kirchnerismo. Sino que es necesario mantener abierta la puerta para posibles acuerdos.

Para Llaryora y Schiaretti, diferenciarse del kirchnerismo es una necesidad electoral debido a su base de apoyo en Córdoba, que es resistente a esa fuerza política. Sin embargo, algunos dentro del grupo consideran la posibilidad de buscar puntos de acuerdo con el kirchnerismo en el futuro. Especialmente, en el contexto de una alianza más amplia que podría ser clave en las elecciones de 2027.

Este nuevo espacio se está definiendo como una oposición clara al gobierno de Javier Milei. Los dirigentes que lo conforman creen que el plan económico de Milei no tiene un destino viable y que, cuando los resultados no lleguen, la sociedad empezará a cuestionar su gestión.