Los economistas estiman que es mucho más fácil predecir qué es lo que se viene para la economía argentina en los próximos meses, que el resultado de las elecciones. La incertidumbre política está en su punto más alto quizás de las últimas décadas. Sin embargo, en materia económica es básicamente destapar la olla de todas las variables contenidas. La única duda, sostienen, es si esto sucederá a fin de octubre o quizás más cerca de fin de año. El hecho seguro es que se disparará el valor del dólar.

Lo que sí aparece con mucha nitidez es que el arranque del 2024 será muy diferente al escenario actual, caracterizado por un cepo atado con alambres, reservas agotadas, tipos de cambio contenidos a la fuerza y precios congelados. La aceleración de la demanda de dólares de los últimos días no sorprendió a nadie. Se trata de la típica cobertura previa a las elecciones, pero acentuada por una serie de factores. Dudas por el resultado, sobre si habrá o no segunda vuelta y además, una situación financiera muy endeble.

En septiembre se acentuaron los desequilibrios y el Banco Central (BCRA) lo terminó pagando caro. La entidad cerró el mes con un saldo comprador de USD 527 millones, pero las reservas siguieron barranca abajo. Cayeron casi USD 900 millones. La explicación para la caída de las reservas, es básicamente la intervención en el mercado bursátil para evitar que se disparen los dólares financieros.

Luego de las PASO fueron unos USD 30 millones diarios, que se aceleraron a alrededor de USD 50 millones a mediados de septiembre y ya en las últimas jornadas la cifra rozó los USD 100 millones. En las tres próximas semanas es un hecho que se verá más de lo mismo, pero acentuado. Las empresas tienen muchos pesos y solo buscan sacárselos de encima, dolarizándose a cualquier costo.

Escenario postelectoral

Los futuros del dólar en Rofex también muestran que las expectativas de devaluación aumentaron significativamente. El contrato a fin de diciembre ya se ubica en $682, contra un dólar oficial que se mantiene congelado a 350 pesos. Por lo tanto, la expectativa es de un salto devaluatorio sustancial.

La inflación contenida por acuerdos de precios también volará por el aire a partir de este sinceramiento cambiario. La consultora Econviews estimó que en diciembre, el índice saltará al 14,7% pero que en enero llegaría a 19,7% y en febrero a 18,5%. Para mediados de julio, la inflación interanual estará cerca del 300 por ciento.

Con semejantes proyecciones, que son compartidas por casi todos economistas consultados por empresas e inversores, es lógico que el mercado adopte una postura parecida al “sálvese quien pueda”. El dólar a $800 puede considerarse caro en relación al tipo de cambio de los últimos diez años en la Argentina, pero al mismo tiempo luce barato teniendo en cuenta el fuerte pico inflacionario que se avecina.