Debido a una baja en el consumo luego de la fuerte suba que sufrió en el mes de agosto, se espera que los próximos incrementos en la carne no sean por arriba de la inflación por lo menos hasta diciembre. Luego de que el precio de la carne vacuna se disparara desmesuradamente en agosto, alcanzó su variación mensual más alta registrada de los últimos 32 años.

Además, fue uno de los principales motivos del índice de inflación del 12,4% en agosto. De todas formas, debido a una retracción en el consumo, no sólo se frenaron los incrementos, sino que comenzaron a verse ciertas «correcciones a la baja».

En ese escenario, hacia adelante analistas no prevén nuevos saltos bruscos, sino que estiman que se mantendría en los niveles de variación del IPC al menos hasta diciembre. Desde la Cámara de Industria y Comercio de la Carne (CICCRA), analizaron que «la aceleración de la tasa de inflación impactó fuertemente en el valor de la hacienda en pie (+53,4% mensual)», por lo que la carne vacuna «registró un incremento de 34,4% con relación a julio, superando incluso el brusco ajuste que había mostrado en febrero del corriente año (+32,8%)».

Precios Justos es una de las herramientas con las que el Gobierno busca justamente contener mayores subas en distintos productos de primera necesidad. Y los aplica también para la carne. La semana pasada se actualizaron los valores de siete cortes populares, que son parte del programa.

En un acuerdo entre la Secretaría de Comercio y las empresas exportadoras que integran las principales cámaras frigoríficas del país, se le dio continuidad al programa que ofrece los principales cortes vacunos a precios accesibles en las grandes cadenas de supermercados, en supermercados regionales y en carnicerías adheridas al programa. Así, el kilo asado pasó a valer $1.466; nalga, $1.947; matambre, $1.855; vacío, $1.914; falda, $954; paleta $1.575; y tapa de asado, $1.466.