La semana pasada, el equipo económico nacional anunció una tasa ‘rabajada’ del plan Ahora 12, la cual entraría en vigencia en estos días. Inmediatamente, la pregunta que rondó por la cabeza de todos los consumidores, fue si valdría la pena. Pues bien, los números fríos de tasa de interés más costos asociados, comparada con la inflación proyectada (expectativa de 9% para mayo) dicen que sí. Sin embargo, no debe ser la única variable a medir al usar el plástico.

Camilo Tiscornia, economista socio de C&T Consultores, advierte lo contradictorio de las nuevas medidas. “Por un lado, se sube la tasa de interés de referencia para contener la demanda de dólares y ayudar así a frenar la inflación. Y, por el otro, bajan la tasa en los planes de financiación al consumo para fomentarlo, como si ambas tasas fueran cosas desconectadas y sin efectos macroeconómicos”.

“La baja de las tasas de financiamiento del Ahora 12 son como los saldos de tarjeta de crédito. Generan una oportunidad importante para financiar compras, aun pudiendo pagarlas al contado”, explica Gabriel Chaufan, presidente de BBVA Seguros. Para determinar si es conveniente o no hay que poner todos los números sobre la mesa. “Debemos comparar siempre la tasa de plazo fijo a 30 días con el costo financiero total (CFT) que estamos obteniendo”, explica.

El hecho de “cuotificar” los consumos puede hacer perder la dimensión de los compromisos que se asumen. Y, si llegado el resumen de cuenta no hay fondos suficientes para pagar el total el “buen negocio”, se termina. Las tasas de interés por refinanciar saldos impagos de la tarjeta también fueron reducidas. La nueva TNA es de 86%; además, es muy importante tener en cuenta que esas tasas preferenciales rigen solo para saldos de hasta $200.000.