En el día de hoy se realizará la segunda audiencia del juicio contra el exgobernador de Tucumán, José Alperovich, en los tribunales de la Ciudad de Buenos Aires. Está acusado de distintos hechos de abuso sexual contra su sobrina y ex empleada. Se espera que en la jornada de hoy declaren allegados de la denunciante. La audiencia está prevista para  las 10 en el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) N° 29 a cargo del juez José María Ramos Padilla, ubicado en Paraguay 1536, en el barrio porteño de Recoleta.

El abogado querellante Pablo Rovatti señaló que “van a declarar varios familiares de la víctima. Son en principio cinco testimonios de personas cercanas. Van a poder contar cómo se enteraron de los hechos, cómo la veían a ella para esa época, su deterioro emocional y físico, las relaciones familiares”.

Más de 80 testigos brindarán declaraciones durante el juicio. Se espera que las audiencias se extiendan hasta julio, por lo que se realizará una audiencia por semana. Durante la primera audiencia, que tuvo lugar el 5 de febrero, se programó las declaraciones del imputado José Alperovich y de la denunciante. Mientras la denunciante M. F. L, de 33 años, declaró durante seis horas; Alperovich dijo que, por recomendación de sus abogados, su declaración la realizará al finalizar el debate oral. No obstante, se dirigió al jurado y manifestó: “Quiero la verdad porque esto me mató”. Por otro lado, se leyeron las acusaciones tanto de la querella como de la Fiscalía, las que coincidieron en casi todos los puntos.

La acusación

Según la denuncia realizada a fines de 2019, los abusos y ataques se dieron entre el 14 de diciembre de 2017 y el 26 de marzo de 2018. Los hechos sucedieron en diferentes viviendas de San Miguel de Tucumán, Yerba Buena; y en un departamento de Puerto Madero en CABA. La Fiscalía señaló que “quedó comprobado” cómo el imputado utilizaba su fuerza física. La acusación sostiene que Alperovich ejerció abuso intimidatorio de poder y violencia de género. Según el fiscal Sandro Abralde, “reducía bajo su dominio a la víctima, y la ponía como un mero objeto de satisfacción sexual, de cosificación, sometiéndola de forma violenta, ultrajante y degradante, haciéndolo por el transcurso de un poco más de tres meses”.