Mientras se lleva a cabo el juicio contra los acusados por el crimen de Fernando Báez Sosa, y la sociedad no deja de impactarse por las pruebas que se presentan, hechos similares se repiten en distintos puntos del país. Cuando creemos haberlo visto todo, surgen nuevos casos de ataques grupales a la salida de locales bailables, donde la violencia exacerbada y el total desprecio por la vida del otro toman el rol de protagonista.

En los primeros días de enero, se conocieron al menos tres hechos similares al del Fernando en distintos puntos del país. El último fin de semana cerca de una veintena de jóvenes descargaron toda su ira contra el cuerpo de un chico de 18 años a la salida de un boliche en la ciudad de La Falda, provincia de Córdoba.

El hecho fue denunciado por su padre, Marcos Paredes, quien contó que su hijo se encontraba adentro del boliche Edén cuando comenzaron las agresiones por parte de un grupo, que venía hostigando a su hijo y a la novia desde que estaban afuera. En el interior del local, el joven fue golpeado por uno de los agresores y los guardias lo sacaron afuera, pese al pedido de que quedara adentro, ya que en la calle lo esperaban los amigos del agresor. Ya en el exterior, otro grupo de jóvenes lo siguió golpeando. En ese momento, la víctima logra zafarse para ir en auxilio de su novia, que también estaba siendo atacada por un grupo de chicas. Todo quedó registrado en las cámaras de seguridad de la zona, el joven fue trasladado de urgencia al hospital con golpes en la cara, la cabeza, detrás de la oreja, nuca y labios.

Otros hechos violentos en las últimas semanas

El otro caso similar se dio en la provincia de Buenos Aires. Demián Páez, de 18 años, fue a bailar el sábado pasado junto a dos amigos y, a la salida del boliche, lo atacó una banda integrada por 10 personas no identificadas, quienes lo golpearon sin motivo aparenteLe pegaron salvajemente hasta dejarlo inconsciente: lo tiraron al piso y lo patearon en la cabeza y casi lo matan, el hecho ocurrió en la ciudad de Cañuelas.

El mismo fin de semana, pero en Esther, provincia de Santa Fe, Darío y Salvador fueron brutalmente golpeados. El hecho fue denunciado por Carla, la mamá de Salvador. Todo comenzó en la “Fiesta del Tanque”, muy conocida en el lugar. «Mi sobrino atropella sin querer a otro chico, le derrama la bebida que estaba tomando, se enoja mucho y le quiere pegar. Darío sale en su defensa y en el acto aparece una patota de entre 15 y 20 chicos, que lo agreden. Lo patean en las costillas, en la cabeza, le arrancan el expansor de la oreja y le quiebran un dedo. Unos amigos que pasan por el lugar, lo ayudan a levantarse, pero la patota lo vuelve a golpear”, sostuvo Carla.

Luego, escapó hacia su casa, pero varios de los integrantes del grupo agresor aparecieron en una camioneta y una moto. Le apedrearon el frente de la vivienda, por lo que Darío y Salvador salieron a la calle, siendo este último quien sufrió una brutal golpiza que lo mantiene internado.

Antecedentes en Tucumán

En la provincia de Tucumán, también ocurrió un caso similar un 27 de julio de 1996. Álvaro Pérez Acosta, hace 26 años, fue atacado brutalmente por los hermanos Jensen a la salida de un boliche. Sus agresores recibieron una pena de 8 años prisión por las agresiones. Nada, si lo comparamos con los años de sufrimiento y dolor que debe atravesar Álvaro con las secuelas que le dejó la golpiza.

Al día de hoy, permanece en una silla de ruedas, se comunica a través de gestos y una pizarra; y aún espera que la justicia haga efectivo el resarcimiento económico que tanto le hace falta a la familia para facilitar su calidad de vida. En ése momento, la tecnología no estaba tan al alcance de la mano y no hubo filmaciones, ni audios de Whatsapp que aporten evidencia a la cauda. Sin embargo, el hilo conductor siempre es el mismo, la violencia apoderándose de las personas, escondida en la noche, con la excusa del alcohol y el descontrol.