El Papa Francisco se mostró crítico del Gobierno y cuestionó el uso de gas pimienta en la movilización realizada la semana pasada contra el veto de la Movilidad Jubilatoria. En el marco del 10° aniversario del Primer Encuentro Mundial de Movimientos Populares, el sumo pontífice defendió el valor de la «justicia social». Durante el encuentro estuvo acompañado por representantes de movimientos sociales de la Argentina, entre ellos Juan Grabois . ”El silencio frente a la injusticia abre paso a la división social y la división social abre paso a la violencia verbal, y la violencia verbal a la violencia física, y la violencia física a la guerra de todos contra todos. Ahí está la cola del diablo”, señaló.

“Me hicieron ver un filmado de una represión de hace una semana, menos quizás. Obreros, gente que pedía por sus derechos en la calle y la Policía la rechazaba con una cosa que es lo más caro que hay, ese gas pimienta de primera calidad. No tenían derecho a reclamar lo suyo porque eran revoltosos, comunistas… y el Gobierno se puso firme: en vez de pagar justicia social, pagó el gas pimienta. Les convenía. Ténganlo en cuenta”, señaló Francisco. “Mirar desde lejos, mirar desde arriba, mirar con indiferencia, mirar con desprecio, mirar con odio. Así se gesta la violencia y el silencio de la indiferencia que habilita el rugido del otro”, agregó.

Compartir la riqueza

El Papa cuestionó nuevamente el sistema capitalista y rechazó en esos términos la desigualdad económica. “Dicen que el sistema que permitió amasar fortunas a las personas ricas, y permite agregar riquezas ridículas, es inmoral, que debe ser notificado, que debe haber más impuestos a los billonarios”, afirmó Francisco. “Si ese porcentaje tan pequeño de billonarios que acaparan la mayor parte de la riqueza del planeta, no como limosna, se animara a compartirla fraternalmente, qué bueno sería para ellos mismos y qué justo sería para todos. Pido para los privilegiados de este mundo que se animen a este paso. Serían mucho más felices y seremos mas hermanos todavía”.

«Cuando el Papa habla, habla para todos porque la iglesia es para todos, pero el Papa no puede sustraerse de la centralidad de los pobres en el Evangelio. Esto no es comunismo, es el Evangelio puro. No es el Papa, sino Jesús el que los pone al centro, en ese lugar. Es una cuestión de nuestra fe y no se puede negociar. Si no aceptas eso no sos cristiano. Reconozco que los empresarios crean puestos de trabajo, contribuyen al desarrollo económico. Sin embargo, los frutos del desarrollo económico no se distribuyen bien”, señaló.

Un guiño a Grabois

El Papa destacó la tarea de los movimientos populares en medio de un conflicto abierto con la actual gestión libertaria. “Ustedes salieron de la pasividad y del pesimismo. No se dejen abatir por el dolor y la resignación. No aceptaron ser víctimas dóciles; se reconocieron como sujeto, como protagonistas de la historia. Este es el aporte más lindo de ustedes. No se achican, ustedes van al frente. Trabajan cuerpo a cuerpo, persona a persona, no solo protestan, que está muy bien protestar, sino que realizan innumerables obras desde la más absoluta precariedad del Estado. A veces, sin ninguna ayuda del Estado, otra veces, perseguidos”, señaló.

Para concluir, el sumo pontífice manifestó que «la Justicia social es una expresión creada por la Iglesia”. “Dios tiene tres atributos: cercanía, misericordia y compasión. Si nosotros creemos hacer una cosa social, tenemos que ir con esos atributos. Compasión significa padecer con el otro, padecer su sentimiento», explicó. “Ustedes, los más humildes, los explotados, los pobres y excluidos, pueden y hacen mucho. El futuro de la humanidad está en sus manos. Les invito a construir una alternativa humana a la globalización excluyente. No se achiquen”, cerró.