La diabetes mellitus afecta a más de 5.5 millones de personas en la Argentina (12,7% de la población, según la última Encuesta Nacional de Factores de Riesgo). Se trata de una enfermedad metabólica, progresiva y crónica que puede presentarse, mayoritariamente, de dos formas. La “tipo 1″ (DM1), que alcanza a entre el 5% y el 10% de los diagnosticados; y la “tipo 2″ (DM2), que está presente en el resto. Esta última es la que se ve potenciada por factores como la obesidad y la mala alimentación. En ambos casos, el problema que se reporta es el aumento de la glucosa (azúcar) en sangre.

En el caso del tipo 1, la suba del azúcar se debe a una importante disminución en la secreción de la insulina. Para el de tipo 2, lo que sucede es una alteración en la acción de la insulina, lo que se conoce como insulinorresistencia. El rol de la insulina es clave para la supervivencia de las personas, ya que cumple la función de transportar la glucosa a las células.

La falta de atención y seguimiento de comorbilidades más complejas, como pueden ser la Enfermedad Renal Crónica (ERC) y los problemas coronarios, deriva en una falta de atención temprana y en la llegada tardía a tratamientos que pueden evitar desenlaces fatales. Frente a este marco, el laboratorio alemán Bayer trajo a la Argentina un fármaco que sirve para retrasar el avance de este tipo de complicaciones.

Se llama “Finerenona” y es una molécula que permite tratar las consecuencias que la DM2 tiene en los riñones y en el corazón, con la posibilidad de retrasar su avance y disminuir la letalidad.

Detalles de la Finerenona

Lucrecia Secco, Asesora Médica de Cono Sur para Finerenona explicó: “Es una molécula inhibidora de los receptores mineralocorticoides de manera no esteroide. Lo que hace es desbloquear la sobreactivación de los receptores, cuando una persona tiene una inflamación muy excesiva. Esta es secundaria a la diabetes, secundaria a la enfermedad renal, y bloquea esos receptores para que la inflamación empiece a disminuir. Entonces, se suman herramientas para que la persona que tiene diabetes tipo 2 no evolucione en dos de las comorbilidades más importantes y letales”. Es decir, la insuficiencia renal, cardiovascular y la degradación de la salud visual.