El Día Nacional de la Cerveza se celebra el 31 de mayo en Argentina, impulsado por cerveceros argentinos para fomentar la industria local de esta bebida. El país cuenta con diversas cervecerías y malterías, tanto en producción masiva como artesanal. La cerveza, compuesta por agua, malta, lúpulo y levadura, simboliza creatividad y pasión en manos de los maestros cerveceros.

La bebida se originó alrededor del año 4000 a.C. en Mesopotamia, donde se descubrió accidentalmente una reacción química al combinar agua con cereales. Babilonios y egipcios valoraron la cerveza por sus altos niveles calóricos, utilizándola como moneda de cambio. Con el tiempo, se añadieron ingredientes como jengibre, azafrán y miel, y la bebida se expandió a Europa, siendo perfeccionada en Alemania y Bélgica.

En Argentina, la cerveza llegó en el siglo XIX, buscando competir con el vino. Thomas Stuart y Thomas Ilson fundaron la primera fábrica cervecera en 1738. Sin embargo, fue Otto Bemberg quien en 1888 creó la Cervecería Quilmes, convirtiéndose en una de las principales malterías del país.

Secretos técnicos de la producción de cerveza

Matías Hallu, ingeniero químico y director del Centro de Formación e Investigación en Industria Cervecera de la UTN, explicó que la elaboración de cerveza implica «extraer azúcares y compuestos de la malta mediante molienda y reposo con agua caliente. El mosto obtenido se hierve y se añaden lúpulos para el amargor. Luego, el mosto enfriado se fermenta con levaduras, convirtiendo azúcares en alcohol. Los lúpulos también aportan sabores y aromas, mientras que la selección de levaduras influye en el perfil de sabor y aroma de la cerveza».