Todos los 11 de abril se celebra en Argentina y en el mundo el Día Internacional del Parkinson, proclamado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) desde el año 1997. El Ministerio de Salud Pública de la provincia, a través de página oficial, brindó consejos nutricionales destinado a todas aquellas personas afectadas con esta patología.

La enfermedad de Parkinson es un tipo es un tipo de trastorno del movimiento. Ocurre cuando las células nerviosas (neuronas) no producen suficiente cantidad de una sustancia química importante en el cerebro conocida como dopamina. Algunos casos son genéticos pero la mayoría no parece darse entre miembros de una misma familia.

El doctor Emanuel Franchello, responsable de la Unidad de Trastorno del Movimiento y Cirugía de DBS para Parkinson en el hospital Ángel Cruz Padilla advierte que “La reflexión para este año es que la gente que recibe el diagnóstico de la enfermedad no tenga miedo, debe saber que el Parkinson es una enfermedad crónica; si bien es neurodegenerativa, hoy tenemos muchas formas de controlar los síntomas y tener una buena calidad de vida”.

De igual modo, el especialista añade que los pacientes en caso de sospecha deben consultar con un neurólogo certificado por la Sociedad de Neurología, para tener un diagnóstico correcto. Y finalmente agrega que «En el hospital tenemos una Unidad de Trastorno del Movimiento, con una agenda cerrada, los turnos los doy yo y los voy revisando yo a todos. Aquí nos encargamos de hacer la evaluación y preparación de los pacientes que puedan requerir una cirugía. Es importante porque es una terapia relativamente nueva en Tucumán».

Consejos nutricionales para personas con Parkinson

Las recomendaciones alimentarias en este día fueron propuestas por el Ministerio de Salud Pública de la provincia, a cargo de la licenciada en Nutrición del servicio de Alimentación y Dietoterapia del hospital Padilla, Claudia Cecilia Giménez. Destaca la importancia de una nutrición saludable debido a que esta patología afecta directamente a la ingesta alimentaria. Esto suele venir asociado a un descenso de peso y un estado de malnutrición general.

“Tenemos que tener en cuenta que el paciente, una vez diagnosticado, tiene que empezar a trabajar con el equipo interdisciplinario, entre ellos, el nutricionista, para que se pueda diseñar la alimentación adecuada para ese paciente en cuanto a calorías y a texturas, ya que uno de los principales problemas que aparece es la disfagia o dificultad para tragar, que a veces aparece por corto plazo y otras no tanto, entonces tenemos que ir modificando consistencia para lograr aportar todas las calorías, cubrir el requerimiento diario y evitar así la pérdida de peso”, enfatiza la profesional.

Giménez destaca la importancia en consumir todos los grupos de alimentos que aportan una buena calidad nutricional general. Y finaliza, «trabajamos con el kinesiólogo o con el fonoaudiólogo para determinar la consistencia exacta que requiere y que el paciente no empiece a limitar los alimentos que consume, porque cuando uno no puede deglutir, empieza a excluir en vez de buscar alternativas generalmente. La dieta mediterránea es rica en legumbres, pastas, cereales integrales, frutas, verduras, ácidos grasos de buena calidad como los de los aceites, pescados y frutos secos y reduce un poco la ingesta de azúcares principalmente, por lo que suele ser ideal para indicar a estos pacientes”.