Pablo Jeger, hijo de desaparecidos, y conductor del programa radial de la Asamblea Permanente por los DDHH «Para la Libertad»; tuvo la gentileza de hablar con VOVE Tucumán en un día tan importante como hoy. Compartió su experiencia y su lucha, respecto de lo que tuvo que vivir: nos contó sobre las acciones que se llevan día a día, para conmemorar la memoria de aquellos que alguna vez lucharon por los trabajadores, y terminaron dando su vida en pos de una sociedad más justa.

Cabe aclarar que Pablo no se considera a sí mismo periodista, sino «radialista» según sus propias palabras. «El periodismo se enmarca en la objetividad. Yo considero que la objetividad no existe, sí el trabajo honesto. El programa es honesto pero no objetivo», nos dice el conductor, sosteniendo una premisa de que la imparcialidad es imposible de lograr en la comunicación, solo aspirar a ella.

«La Asamblea organiza el programa desde hace 26 años, y yo estoy desde el 2003. El impacto es bueno, estamos en un medio público, de la universidad pública. No hay ningún tipo de censura, y eso es importante». El conductor y productor, comenta que si bien el programa no tiene un alcance masivo, con los años ha ido estableciendo una base de oyentes fieles, que consideran la memoria y la historia como un baluarte para la sociedad.

A pesar de ello, en cuanto a la convocatoria de los DDHH, nos afirma que la misma si es de alcance masivo. «Sentimos que estamos en la calle acompañados, por gente joven, familias. Que van con sus hijos a las marchas. La de este año es muy especial, ya que es la primera tras la pandemia, nos llena de emoción poder reencontrarnos marchando, con caras conocidas y amigas.»

Su historia

Jeger es hijo de desaparecidos, y nunca claudicó en su lucha: «Mi padre no desapareció en dictadura, lo secuestran el 8 de Julio de 1975. Para entonces, todavía no se había producido el golpe cívico-militar. Era el momento del Operativo Independencia. El cual adelantó en más de 1 año el terrorismo de estado, masivo y sistemático, en nuestra provincia. Mi padre fue secuestrado junto con su compañera, embarazada de 4 meses. Estaban detenidos en la escuelita de Famaillá», que se considera el primer centro de detención clandestino del país.

«Desde entonces buscamos a los tres: Maurice, Cristina y mi hermano que debería de haber nacido». Pablo nos cuenta las razones por las que su padre puede haber sido considerado un objetivo en esos años: «Mi padre tenía militancia en el ámbito gremial. Fue el germen de lo que hoy es la Asociación de Prensa de Tucumán. Participaba en medidas de fuerza, esa era su actividad conocida. Hay una circunstancia muy particular que puede haber tenido mucho que ver con su secuestro: el no era argentino, era francés. Había todo un mito muy grande alrededor de lo que era el terrorismo internacional en aquel momento. Se juntó eso con un viaje que hizo él, a Brasil, en abril de 1975. Seguramente se deben haber despertado sospechas y mitos, sobre su actividad. Esto en un marco de las cuestiones que eran un poco confusas en ese momento».

Su lucha

Desde joven se dedicó a la búsqueda de sus padres, y a honrar su memoria, de forma que nunca fueran olvidados: «Eran años de mucho terror: 76′ y 77′ fueron muy duros. Años de la dictadura de Bussi, muchas desapariciones, bombas, asesinatos. Uno debía ser muy, muy prudente. La búsqueda se hacía preguntando: preguntando entre amigos y conocidos de él. Muchos debieron partir; y era poco lo que se hablaba y lo que la gente se animaba a contar. Fueron años de transitar toda esta búsqueda de información, en medio de una actitud sigilosa y prudente».

«Concretamente me tocó hacer el Servicio Militar Obligatorio en el año 80’, no era fácil ocultar de qué familia era uno. Ya en el año 82′ y 83′ nos organizábamos en marchas, la última (etapa de la dictadura) tomamos las calles».

El conductor radial también estuvo presente en la Marcha por la Resistencia: aquella recordada marcha de doce horas, cuando asumió el primer gobierno democrático luego de la dictadura. «El 10 de diciembre de 1983. Normalmente éramos pocos, pero las calles tenían que ser nuestras. Nuestros padres estaban con nosotros, los 30000 estaban con nosotros».

Problemas de la actualidad: el negacionismo

«El negacionismo no puede pasar. Hay países donde es un delito. Hay diferentes formas: por ejemplo, parcial. Es peligroso porque refuerza la posición de los grupos que cometen crímenes de odio. Detrás de ellos hay ataques a pueblos originarios, a extranjeros», explicó.

Asimismo se refirió al rol que este movimiento toma para ciertos grupos: «El negacionismo es parte de la lucha contra la justicia. Porque sirve para exculpar a una parte de la sociedad que ha tenido mucho que ver, los que han sido instigadores de estos crímenes: han sido los empresarios, que han hecho una gran cosecha a partir de lo que ha sido la política de terror de la dictadura. Han atacado a los trabajadores, a sus representantes, a los que lucharon por ellos. Así han avanzado sobre los salarios de los sectores populares de nuestro país, con una gran pauperización, con un crecimiento monstruoso de la deuda externa en esos años».

Respecto a la actualidad en la justicia, dijo que: «La Argentina es un distinto. Sabemos que las dilaciones eternas que tenemos en la justicia, continúan; y los tiempos biológicos tantos de los victimarios como de las víctimas se van terminando».

Para finalizar el querido conductor recordó a sus padres, y abrió su corazón con una aspiración que hasta el día de hoy no deja atrás: «Lo recuerdo bien a mi padre, como una persona cariñosa, tierna, un trabajador, una persona que pensaba. Si lo tuviera acá tendría muchas cosas para decirle, que han quedado sin decirse de esa época y que han venido después. Seguramente tendríamos un largo diálogo».

«No pierdo la esperanza de tenerlos, aunque sea sus restos«, dijo con el profundo deseo de todos los familiares de desaparecidos.