Cuáles son los alimentos que parecen saludables pero en realidad son ultraprocesados
En la actualidad, la alimentación rápida y los productos empaquetados han popularizado el consumo de alimentos ultraprocesados en los hogares argentinos. La conveniencia, el costo accesible y las atractivas estrategias de marketing han permitido que estos productos se integren de manera significativa en la dieta diaria de muchas personas. Sin embargo, detrás de su apariencia moderna y práctica se esconde un complejo proceso industrial que va más allá de la simple conservación de los alimentos.
Estos alimentos se caracterizan por contener pocos o ningún ingrediente natural, habiendo pasado por múltiples etapas de procesamiento. Frecuentemente, incluyen la adición de edulcorantes, colorantes, saborizantes y emulsionantes. Estos componentes, derivados de grasas, azúcares, aceites y proteínas, alteran la naturaleza de los alimentos. Y también pueden tener efectos adversos poco conocidos en la salud. Un estudio publicado en The BMJ establece una preocupante relación entre el consumo de ultraprocesados y al menos 32 problemas de salud distintos. Tales como enfermedades cardíacas, cáncer, diabetes tipo 2, problemas de salud mental y muerte prematura.
Productos que parecen saludables pero son ultraprocesados
Contrario a lo que se podría pensar, muchos alimentos que se presentan como saludables han sido sometidos a procesos industriales intensos y contienen una variedad de aditivos. A continuación, se destacan algunos ejemplos comunes:
- Cereales para el desayuno: aunque muchos se promocionan como ricos en fibra o bajos en azúcar, suelen contener maltodextrinas, colorantes añadidos y fibras y proteínas procesadas, convirtiéndolos en alimentos ultraprocesados.
- Panes embolsados: incluso los panes multisemillas, integrales o de masa madre pueden contener almidones modificados, gomas vegetales y emulsionantes. La mayoría de los panes precortados del supermercado han pasado por procesos de refinamiento que los convierten en ultraprocesados.
- Yogures saborizados: a diferencia de los yogures naturales, los saborizados incluyen aditivos como espesantes, edulcorantes y saborizantes, alejándose del perfil natural del producto original.
- Salsas para cocinar: las salsas listas para usar contienen potenciadores de sabor, colorantes y espesantes, ingredientes que no se encontrarían en una salsa casera a base de ingredientes frescos.
- Margarina: elaborada mediante ultraprocesamiento de aceites vegetales, la margarina incluye emulsionantes y colorantes, diferenciándola de la mantequilla natural.
- Carnes procesadas: productos como tocino, salchichas, jamón y salami están llenos de aditivos que prolongan su durabilidad y mejoran su apariencia, convirtiéndolos en ultraprocesados.
- Carne vegana: muchas alternativas veganas, como hamburguesas y salchichas a base de plantas, están altamente procesadas con emulsionantes y otros aditivos.
- Leches vegetales: aunque se promocionan como alternativas a la leche de vaca, muchas contienen emulsionantes, gomas vegetales, estabilizadores y saborizantes.
- Barritas de cereal y bolitas de proteína: estos snacks, aunque parezcan naturales, suelen estar llenos de edulcorantes, proteínas procesadas y azúcares modificados.
- Comidas listas para comer: los platos preparados para consumir contienen largas listas de ingredientes, incluyendo aditivos que evitan su deterioro en los estantes.