De acuerdo a los últimos datos oficiales, en junio los salarios crecieron 0,1% mensual en términos reales. Sin embargo, acumularon una caída del 3,2% frente a la inflación en la comparación interanual. De cara a lo que pueda ocurrir en la segunda parte del año, los pronósticos no son alentadores. Las perspectivas de una nueva aceleración en la inflación conspiran contra la recuperación del poder adquisitivo. Y, si bien las paritarias “cortas” ayudarán a amortiguar la contracción, los salarios perderían contra la inflación. El impacto será mayor, lógicamente, para los trabajadores informales.

“Tras la relativa desaceleración de la inflación en junio y julio, el reciente salto cambiario redundará en una inflación que prevemos alcance los dos dígitos en agosto y septiembre”, señaló Santiago Manoukian, de Ecolatina. El economista señaló que, “si bien el poder adquisitivo acusará el golpe, la naturaleza de las negociaciones paritarias permitirá que los sindicatos adapten sus pretensiones a la nueva nominalidad con mayor rapidez. Esto se combinará, muy probablemente, con una suma fija para todos los trabajadores formales”.

En la misma línea, Francisco Ritorto, economista de la consultora ACM, también realizó declaraciones. «Al igual que el año pasado, va a haber una pérdida de poder adquisitivo generalizada«. En tanto, Martín Kalos, director de EPyCA Consultores, sostuvo que “el problema en estas situaciones es que una aceleración inflacionaria, siempre deja a los salarios corriendo de atrás”.

Para finalizar, desde la consultora LGC resaltaron que “la actividad anémica y el desconcierto le quitan poder de negociación a los trabajadores. Por lo que es de esperar el surgimiento de nuevos asalariados pobres. Estos quedarán más atrasados, con un recorte real del 33% acumulado en 6 años. En el caso de los salarios informales, la situación sería todavía peor llegando a caer 52%”, concluyeron.