Tiempos de papel: la historia de un canillita tucumano que hoy tiene una hija en la universidad de Florida
Juan Galván compartió una tarde laboral con la redacción de VOVE. Durante la charla revivió sus vivencias como diariero, la historia de un hombre que hace 54 años es canillita. Hoy encabeza un negocio familiar que tiene aproximadamente 116 años en la venta de diarios. Está ubicado en una de las zonas más recurridas de la ciudad, frente a Plaza Independencia, en Laprida 89.
Comenzó a trabajar cuando tenía 7 años, al lado de su papá, mientras asistía al colegio San Cayetano. «Comencé a trabajar en otro mundo», cuenta Don Galván, con la voz melancólica por el recuerdo, «no estoy seguro, pero el diario costaba cincuenta centavos. Lo que salía una taza de café con leche. Esas eran tazas de verdad, tres veces más que las que sirven ahora. A las de ahora las llamaban tazas de té».
Juan fue empleado en una obra social, pero decidió volver a su primer amor. La profesión de canillita es un estilo de vida, es compartir con la gente una charla, un café mientras se leen el diario. «En este kiosco se solucionó el mundo y la economía. Se planean estrategias de fútbol que quizás ni los DT conocen», continúa Juan, mientras deja escapar una leve carcajada.
«Este kiosco me ayudó a darles educación a mis tres hijas. Trabajamos en conjunto con Gladys, mi esposa, por un futuro para ellas», remarca. Melisa es la menor y está próxima a recibirse de veterinaria. Ivana su hija mayor, estudia los últimos años de la carrera de trabajo social. Adriana es la del medio, Biotecnóloga y doctora en Ciencias Biológicas. Trabajó en el CONICET fue becada para la universidad de Florida, donde reside y trabaja actualmente. «Me quiere llevar a Miami el año que viene, para su casamiento», agrega con tono poco simpático por los celos.
A pesar de que la tecnología hoy nos acerca la información a través del un simple clic, todavía existen los que son fieles al papel. La situación económica del país hizo que muchas personas se vean obligadas a dejar de comprar un diario. La venta cambió en comparación a años anteriores, de lunes a jueves logra vender entre 15 y 20 diarios por día. Los viernes depende del premio de los números de oro, pero siempre más de 150.
Los domingo duplica la cantidad de la semana, pero no supera las 40 unidades. «Un domingo llegaba a vender unos 300 diarios antes de la pandemia», culmina Galván. Sostiene que más allá de la crisis mantendrá el negocio familiar, con la esperanza de que la situación económica del país mejore.