Después de semanas de postergaciones, Javier Milei le tomó juramento a su nuevo ministro, Federico Sturzenegger. La ceremonia se realizó después de las 18 horas en un acto formal. Las demoras e intrigas alrededor de su nombramiento derivan de las incomodidades que generó su arribo en el Gabinete, a pesar del respaldo del Presidente. Algunos colegas temen que su «voracidad» y sus métodos de administración «a todo o nada» puedan perjudicar la gestión. Sturzenegger y Caputo arrastran una rivalidad desde el gobierno de Macri por la sucesión en el Banco Central (BCRA).

Después de especificar el alcance del Ministerio de Desregulación y Transformación del Estado, cuyo nombre y atribuciones salieron publicadas en el Boletín Oficial, no está claro dónde atenderá Sturzenegger, que hasta ahora trabajó en el segundo piso de la Casa de Gobierno. Algunos dicen que se quedará en el corazón del poder. Otros, que repartirá su tiempo entre la Casa Rosada y un edificio de la Jefatura de Gabinete en avenida Diagonal Norte.

Guillermo Francos, jefe de Gabinete, intentó calmar la disputa. La semana pasada se reunió con Sturzenegger y le cedió las empresas públicas bajo su órbita. Ayer, convocó a Sturzenegger a su despacho para ajustar detalles de su llegada, aunque ambos cuidaron de no revelar detalles de la reunión. El futuro ministro también saludó brevemente al jefe de Gabinete, José Rolandi, quien le dio la bienvenida en el salón Martín Fierro del primer piso de la Casa Rosada.

Milei ha expresado su respaldo en repetidas ocasiones a su ministro de Economía «rockstar», pero aún no ha hablado personalmente sobre la crisis de los mercados desatada por los anuncios de Caputo post-aprobación de la Ley Bases. En Balcarce 50 aseguran que había malestar en la cúpula libertaria por la tensión fiscal innecesaria provocada por Hacienda. Puertas afuera, Adorni minimizó la caída de los bonos y las acciones, y la subida del dólar, mientras crecían las versiones de que Sturzenegger peleaba por su puesto. «Toto está firme», repetían en el Gobierno.

En la Presidencia intentaron disimular las desavenencias internas, inclusive hoy. Poco antes del horario de inicio de la ceremonia, aún se debatía sobre si permitir o no el acceso a la prensa. «Se está negociando», era la única explicación que daban. Karina Milei ya había impedido a los periodistas acreditados que asistieran a la jura de todo el Gabinete en diciembre y a la de Guillermo Francos en junio, pero cerca de las 16 horas, informaron que permitirán que se cubra el evento.