El hotel Sheraton de Retiro y sus inmediaciones, amenazan con convertirse, el martes, en epicentro de política internacional, con posiciones antagónicas. En especial, entre los gobiernos y partidarios de las democracias occidentales, y los militantes del “eje bolivariano”. Posición encabezada por los regímenes de Venezuela, Cuba y Nicaragua.

En las últimas horas, y según altas fuentes oficiales, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro confirmó su presencia en la inminente cumbre de la CELAC. Sin embargo, aún restan detalles de su llegada al país. Por esta razón, la Cancillería, encabezada por Santiago Cafiero, trabaja a contrarreloj en la organización de la cumbre. La fecha de inicio es el martes 24, y concentrará a presidentes y mandatarios de Latinoamérica, e invitados especiales. Entre estos, se encuentran delegaciones de Estados Unidos y China. Un logro y a la vez un desafío, para un Gobierno que se jacta de preservar los ‘equilibrios’ en la región.

El repudio de la oposición

La invitación oficial del Gobierno a Maduro, de Venezuela, Miguel Díaz-Canel, de Cuba y Daniel Ortega, de Nicaragua, para la cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), en Buenos Aires, generó fuertes críticas de la oposición que apuntó contra el gobierno argentino, calificando de «dictadores» a los mandatarios y pidió un rechazo en el Congreso.

Una de las primeras reacciones fue la de Patricia Bullrich, presidenta del PRO y precandidata presidencial de Juntos por el Cambio. «¡Queremos una Argentina libre de dictadores! Digamos todos juntos NO a la ‘visita’ de presidentes autócratas. Nuestro país no es un aguantadero», afirmó la ex ministra de Seguridad de Mauricio Macri.

De todos modos, las protestas pasarán a la acción el domingo y el mismo martes, con la convocatoria de Elisa Trotta, representante del opositor Juan Guaidó en Buenos Aires. Y también de los denominados “Venezolanos en Buenos Aires”, convocados a la sede del encuentro.