Hace unos diez días, Marcos Peña se contactó por WhatsApp con Santiago Caputo, asesor estrella de Javier Milei. Aunque nunca se habían reunido en persona y no recordaban haber intercambiado mensajes antes, el exjefe de Gabinete decidió escribirle al asesor, quien ahora comparte la conducción del gobierno junto al presidente. Este gesto se produjo después de que la imagen de la portada del libro de Peña, «El arte de subir y bajar la montaña», fuera destruida públicamente por Caputo con un cuchillo romano. Una escena que dejó atónitos a varios visitantes de la Casa Rosada.

Peña, quien en su momento lideró la estrategia comunicacional y política del gobierno de Cambiemos, contactó a Caputo. Fue para evitar que la difusión de esa imagen escalara a un nivel de mayor y se convirtiera en un blanco para los militantes libertarios. Ya que son conocidos por su agresividad en las redes sociales. Según amigos de Peña, el intercambio fue en «buenos términos», y ambos coincidieron en que fue una pequeña apuesta por la paz.

El jueves pasado, el gobernador Alberto Weretilneck publicó en su cuenta oficial un encuentro con José Mellado, intendente de Ingeniero Jacobacci. Donde se podía ver el libro de Peña en perfectas condiciones sobre su escritorio. Weretilneck mantiene una relación fluida con Caputo, quien sigue disfrutando de su influencia y audacia, respaldado completamente por Milei. A pesar, de las versiones que sugieren un supuesto enojo del presidente por una información que habría recibido de un empresario de alto perfil.

Caputo, aunque no tiene el mismo vínculo personal e histórico que otros con Milei, como Karina Milei, ha demostrado tener una injerencia considerable en diversas áreas de gobierno. Incluyendo la comunicación, la estrategia digital y las negociaciones con distintos sectores como la Justicia, el sindicalismo, el empresariado y el Parlamento.

Este poder interno de Caputo es una de las principales preocupaciones de Mauricio Macri, quien, a pesar de los recientes encuentros con Milei, sigue inquieto por la dirección de la gestión diaria del gobierno. En su última reaparición pública como titular del PRO, Macri dejó claro su descontento con la falta de convergencia en la gestión. Especialmente, en áreas donde cree que su equipo podría aportar más.

Macri ha tenido varias reuniones con Milei, incluyendo dos cenas en Olivos en los últimos quince días. Sin embargo, sigue preocupado por la influencia de Caputo y la falta de incorporación de cuadros técnicos de su entorno en el gobierno. En particular, el expresidente ha expresado su frustración con áreas como Transporte y la ANAC. Donde sospecha que el macrismo tiene intenciones de avanzar, pero se siente obstaculizado.

En el PRO y entre los gobernadores del partido, crece la preocupación por lo que consideran una gestión ineficiente por parte del gobierno libertario. A pesar de las promesas de convocar a los ministros de Economía provinciales para delinear los reclamos de cada distrito, hasta ahora no se han visto avances significativos.