A través de una cadena nacional y destacando la cuarta década de democracia, Alberto Fernández cerró su gestión. Su discurso estuvo marcado por la autocrítica, pero apuntando contra el gobierno pasado. «Argentina es un país mucho mejor que hace cuatro años«, sintetizó y desarrolló una serie de alcances de las políticas de su administración. «Más trabajo, más obras de infraestructura construidas, más viviendas, más industria, más universidades, más derechos para las mujeres y disidencias, más desarrollo de ciencia y tecnología».

En el inicio de su alocución, el presidente reconoció que «no hemos logrado resolver una matriz económica sólida que permita el acceso a una vida digna para todos y todas. Ampliamos derechos, pero faltan. Pusimos la Justicia Social como horizonte, pero no la alcanzamos«. En contrapartida, planteó que asumió «el gobierno en diciembre del 2019 en una situación calamitosa, dejada por el gobierno que me precedió. Con altísimos índices de pobreza e inflación y una deuda que nos comprometía por generaciones«.

«El acuerdo que firmamos con el FMI hizo posible postergar pagos que jamás hubiéramos podido enfrentar con la economía recesiva que recibimos», destacó Fernández. «De esa deuda, tomada irregularmente, denunciada ante los tribunales federales y que ahora el mismo FMI comienza a indagar, no ha quedado en Argentina un solo dólar«.

La advertencia a Javier Milei

Fernández manifestó que «con semejante escenario no es razonable pensar en un ajuste que detenga nuestra producción y restrinja el empleo y el consumo que tanto nos ha costado recuperar. Debemos cuidar que, bajo el argumento de querer resolver el problema fiscal, no se vulneren los derechos. Ni se frustren las aspiraciones de los que invierten y producen».

«La libertad de expresión fue absoluta. La libertad de prensa fue absoluta. He sido injuriado, calumniado, difamado y lo he soportado sin denunciar a ningún periodista ni ningún medio«, concluyó.