Un 24 de marzo de 1932, curiosamente un jueves santo, dirigentes de San Martín firmaban la compra de unos terrenos en la zona del Abasto para emplazar un nuevo campo deportivo para el club. No imaginaban en ese momento (o si) que este se transformaría en uno de los estadios más famosos del país.

El camino para llegar a Bolivar y Pellegrini no fue fácil para aquellos dirigentes. El santo pasó 23 años rodando por distintos complejos provinciales hasta lograr asentarse en su actual recinto.

Su primer campo, ubicado en donde hoy se erige el Hospital del Niño Jesús, le fue quitado tras unos confusos episodios por el gobierno provincial. A partir de allí comenzó un largo peregrinaje. Llamativamente, llegó a jugar en Avenida Sarmiento y Laprida, en el llamado Gimansio San Martín, muy cerca del rival de toda la vida.

Recién en 1922 consigue su primer campo propio entre las calles Bolivar, Rondeau, Rioja y Alberdi. Aquel escenario duró hasta 1930 cuando el ingeniero Mario Bron propuso la compra de un terreno entre varios ofrecidos al club. De esta asamble surgió la compra de los terrenos de la actual Ciudadela.

Según el DIHECASM, a lo largo de su historia, San Martín disputó 1204 en la Ciudadela, de estos ganó 722 triunfos, 327 empates y solo 211 derrotas. Números surreales que reflejan al estadio como un verdadero fortín para el santo.

Para festejar el aniversario, la actual comisión directiva instalará en el día de hoy las luminarias led que faltaban en la zona de plateas para tener todos los sectores con luz de alta tecnología. Por otro lado, están muy avanzadas las obras en el estadio, y empieza a aparecer en el horizonte el próximo gran objetivo: la nueva tribuna alta en calle Pellegrini.