En las últimas horas, la Universidad Nacional de San Martín rememoró una historia que conmovió y sorprendió al mundo en el 2019. La misma está protagonizada por Valentino Sarapura, un niño que por entonces tenía siete meses de edad y fue salvado por un exoesqueleto. El novedoso componente fue fabricado en la UNSAM. Cuatro años después, los últimos estudios demuestran que tanto la intervención como la evolución del paciente fueron un éxito.

La Dra. Élida Hermida, física y directora del Lab3Bio de la UNSAM, brindó declaraciones al respecto. «Vamos a centrarnos en los dos pulmones. Al bajar el aire por la tráquea se divide en dos y cada uno de esos vasitos de las vías aéreas son los bronquios. Lo que le pasaba a Valentino, es que uno de esos bronquios no tenía cartílago. El cartílago es el que permite que quede la vía aérea abierta y que tiene cierta capacidad elástica para abrirse más cuando hacemos la inhalación o la exhalación».

El padre de Valentino notó una asimetría en el pecho de su bebé cuando tenía cinco meses. Los estudios identificaron que el bebé tenía un estrechamiento de la tráquea y un debilitamiento de su bronquio izquierdo. Ambas condiciones son muy poco frecuentes y conllevan riesgo de muerte.

Cuál es la forma de este exoesqueleto

«A este exoesqueleto lo podemos pensar como un pequeño rulero. Pequeño porque tiene unos 10 mm de diámetro y unos 12 o 15 mm de longitud, lleno de agujeritos como los antiguos ruleros en forma de C. Es decir, que no está cerrado totalmente cómo un cilindro, sino que tiene una pequeña abertura de modo tal, que se puede poner abrazando ese bronquio. Por todos esos agujeritos se pasan montones de hilos de sutura que se fijan al bronquio«, detalló Hermida.

«Cuando está terminada esa tarea el cirujano tensa los hilos de modo tal, que el bronquio quede adosado a ese exoesqueleto externo. Lo va a acompañar durante por lo menos tres años de vida hasta que ese bronquio puede tener una estructura de una piel más rígida que se fibrose y bioabsorba«, agregó.

Antecedentes

«Se trataba de una operación que solo se había hecho una vez en 2013 en Estados Unidos. Algunos pacientes pediátricos a los cuales se les intentó implantar este exoesqueleto venían ya con un organismo bastante deteriorado. Luego de muchos meses en terapia intensiva con asistencia respiratoria, porque no podían respirar por si mismos. Por eso, no en todos los casos se logró un resultado tan bueno como el de Valentino que hoy hace la vida de un chino sano«, relató la especialista.

«Esto se pudo hacer porque llegó justo en un punto en el cual, su organismo no está tan deteriorado. Entonces, la diferencia en la calidad de vida que él tiene con respecto a ese primer caso testigo de la Universidad de Michigan, es muy superior», agregó.

Cuatro años después

La semana pasada, cuatro años después de la intervención, el niño visitó junto a sus padres la Universidad Nacional de San Martín para conocer a las personas que le salvaron la vida. «La verdad, es que fue muy lindo conocer a la familia. En la medida en que Valentino iba progresando nos mandaban alguna foto o imagen, así que lo habíamos visto crecer, porque nos interesaba saber cómo había sido la reparación de su organismo», concluyó la Dra. Hermida a LV12.