En julio de 2024, la producción de litio en Argentina registró un incremento del 56,7% respecto al mismo mes del año anterior. Alcanzando así las 4.991,1 toneladas de carbonato de litio, de acuerdo con el Índice de Producción Industrial Minero (IPIM).

Durante los primeros siete meses del año, el acumulado muestra un crecimiento del 62,3%. Aunque la suba es significativa, es menor en comparación con el notable aumento del 128,2% registrado en junio. A pesar de este repunte en la producción, las empresas mineras se enfrentan a la caída sostenida de los precios internacionales del litio. Y que actualmente se sitúan en u$s10.483 por tonelada, muy lejos de los u$s80.909 alcanzados en noviembre de 2022.

Este desplome de los precios está asociado con un exceso de oferta y una menor demanda global de vehículos eléctricos, uno de los principales destinos del litio para la fabricación de baterías. Además, la eliminación de subsidios para la compra de estos automóviles en China ha influido en la contracción del mercado.

Inversiones extranjeras impulsan el crecimiento

A pesar de este contexto, tanto el Gobierno como las empresas extranjeras continúan confiando en el potencial del sector argentino. Un ejemplo de ello es el proyecto de la empresa surcoreana Posco, que invertirá 2000 millones de dólares en el Salar del Hombre Muerto, ubicado en Salta.

Además, la firma francesa Eramine Sudamérica, en alianza con la china Tsingshan, se prepara para inaugurar la primera mina de litio en el salar Centenario-Ratones, y proyecta una segunda planta con una inversión adicional de 800 millones de dólares. Asimismo, Ganfeng, compañía china líder en la producción de baterías, evalúa destinar 1000 millones de dólares a su proyecto Mariana, en el Salar Llullaillaco.