Desde hace tiempo, los responsables del Plan ENIA (Plan Nacional de Prevención del Embarazo No Intencional en la Adolescencia) han estado promoviendo los logros de este programa, a pesar de los recortes de fondos y personal que ha sufrido bajo la actual gestión. Desde su implementación en 2018, el plan habría contribuido a reducir a la mitad los embarazos adolescentes en Argentina. Sin embargo, estos recortes han impulsado a sus defensores a buscar la conversión del plan en ley. Y encontrando un apoyo transversal inusual entre legisladores de diferentes partidos políticos.

Tres proyectos de ley ya han sido presentados en el Congreso para formalizar el ENIA. Entre los impulsores se encuentran figuras como Silvia Lospennato (PRO), Mónica Fein (socialista) y Blanca Osuna (kirchnerista). Es destacable que el proyecto de Lospennato cuente con el respaldo de Cristian Ritondo, Alejandro Finocchiaro y María Eugenia Vidal, esta última conocida por su oposición a la legalización del aborto en 2018 y 2020.

El verdadero impacto del Plan ENIA

Según Mónica del Río, licenciada que analiza regularmente las estadísticas oficiales desde Notivida, el Plan ENIA no reduce los embarazos adolescentes, sino los nacimientos. «No pueden hablar de una reducción de embarazos adolescentes porque no los registran. Lo que miden es la fecundidad adolescente, basada en los nacimientos en esa franja etaria», explica Del Río.

Entre 2018 y 2021, el ENIA logró bajar la Tasa Específica de Fecundidad en Adolescentes del 49,2% al 27%. Lo que significa que casi la mitad de las chicas de entre 10 y 19 años decidieron no ser madres. Sin embargo, Del Río señala que esta disminución no refleja una reducción en los embarazos, sino un aumento en los abortos. «Si tuviste 10 embarazadas y 5 abortaron, no es que redujiste los embarazos a la mitad, sino que aumentaste los abortos», ejemplifica.

En una reunión de la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados en junio pasado, Federico Panuelo, director de Niñez y Adolescencia de la provincia de Buenos Aires, explicó cómo operan los agentes del plan ENIA. «Tenemos un dispositivo que se llama Mesa de Niñas No Madres que genera una búsqueda activa, específica, de embarazadas menores de 15 años. Para así generar una consejería en opciones y una eventual interrupción del embarazo».

Asesorías en las sombras

El ENIA también se ha destacado por su injerencia en las escuelas y barrios, donde se despliegan talleres y clases sobre salud sexual y reproductiva. Enfocándose en anticoncepción, aborto e incluso la «transición de género». Estos temas se tratan en asesorías que, según Mónica del Río, se realizan sin el conocimiento de los padres. Llevando a menores de edad a recibir información y orientación sobre temas delicados sin supervisión parental.

La socióloga Florencia Milito, asesora del ENIA en Gualeguaychú, Entre Ríos, confirmó esta metodología en una intervención en el Congreso. «Desarrollamos un dispositivo de asesoría en las secundarias que garantiza la privacidad, intimidad y escucha activa, desprejuiciada y confidencial de los adolescentes». Las principales consultas, según Milito, incluyen métodos anticonceptivos, anticoncepción de emergencia e identidad de género y hormonización.

El futuro del Plan ENIA y sus implicaciones

El Plan ENIA cuenta con el respaldo de organismos internacionales como el Fondo de Población de Naciones Unidas (UNFPA) y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), así como ONGs locales como Cedes. Estas organizaciones han trabajado en conjunto con el gobierno para implementar y promover el plan en diversas provincias de Argentina.

Sin embargo, el enfoque del ENIA ha sido criticado por priorizar el control poblacional y la promoción de la anticoncepción y el aborto sobre la educación en valores y la promoción de una salud integral para adolescentes.